Las habitaciones son muy ruidosas, se oye al resto de huéspedes del hotel en sus habitaciones como si no hubiese paredes, al igual se oye cualquier sonido proveniente del pasillo.
La limpieza deja mucho que desear, cuando nos dieron la habitación vimos que la habían hecho deprisa y corriendo, encontramos restos de heces en el váter. No había escobilla. Durante la estancia vimos más de lo mismo, hacen las habitaciones por encima, a toda prisa.
El servicio ha sido muy muy malo, lo peor de todo la comida en las cenas. Había 3 platos de primero y otros 3 platos de segundo para elegir, siempre cosas rebozadas y fritos provenientes de congelados, que no sabían a nada, si acaso a plástico. En la carta había siempre pasta, de muy mala calidad; y también pescado al horno, que en realidad era un trozo de pescado del tamaño de una tarjeta de crédito, que solo sabía a la salsa que llevaba y rodeado de patatas congeladas.
A veces no les quedaba alguno de los platos que ofrecían.
Los postres era un engaño, utilizaban el mismo bollo cortado en un cuadrado cada noche al que disfrazaban dependiendo de lo que pusiese en el menú: si ofrecían tiramisú espolvoreaban chocolate por encima, si ofrecían tarta de queso con frambuesa, le ponían la frambuesa, etc.
La segunda noche mientras cenábamos observamos algo raro en el comedor, 3 clientas fueron a hablar con el encargado de la cocina, estaban muy disgustadas, el encargado tenía cara de no saber donde meterse. No nos enteramos de qué pasó, pero nos hicimos idea al día siguiente, cuando mi pareja inmediatamente después de cenar se empezó a encontrar mal, subimos a la habitación y al poco vomitó. No se quedó ahí la cosa, vomitó varias veces durante la noche, al día siguiente no pudo levantarse de la cama y estuvo sin poder comer nada durante 2 días. Se arruinaron nuestras vacaciones. Se perdió no solo desayunos y cena del hotel, sino también el disfrute del forfait y del alquiler del equipo de snowboard; sin olvidar el balneario.
Al día siguiente, uno de los camareros comentó que medio hotel había enfermado y estaban en la misma situación que mi pareja. Yo mismo comprobé en el comedor, a la hora de la cena, que de cada familia faltaban una o más personas, o que estaban cenando únicamente un acuarius y tenían mala cara. También oí comentarios de un chico que hablaba de que su novia se había pasado la noche vomitando.
Al no tratarse de un caso aislado, creemos que la higiene en la cocina del hotel y la manipulación de los alimentos no son adecuados.
Al hacer el check out no nos preguntaron acerca de nuestra estancia, ni a mi pareja por su estado de salud. Simplemente nos dieron la lista de los gastos que teníamos que pagar, donde se detallaban las bebidas consumidas en la cena. Pagamos y adios.